Los viejos hinchas no lo pueden creer. Todavía tienen fresco en las retinas (valga el hallazgo nunca usado) cuando el Tarzán original salía hasta la mitad de la cancha, se lo gambeteó a Borello en un superclásico que todavía no era tal y el Gallego Pérez hacía firuletes adentro del área chica, en vez de reventarla al medio de la cancha, el grandote lo puteaba para que se la diera y al final, de taquito, "tomá" y se la clavaba en contra junto al poste.
Nunca se ganó para sustos. Nunca.
Ni contar el interregno con el Loco Gatti. ¡Para qué!
Y ahora viene el pibe este, Juan Pablo, que es un crack, dejó el biberón para atajar en la selección y él también empieza a seguir la tradición. ¿Hay derecho después que encima se ganaron el mote de gallinas por pararla de pechito en el Nacional de Santiago de Chile frente al morocho Spencer de Peñarol, 2 a 0 arriba, cabeza gacha y 4 a 2 cómodo cuando el de negro pitó los tres finales?
En el video de arriba cuando va a cabecear al área de All Boys y le salen de contrataque y lo corre a pata al contrario que se le escapa, con lo que hubiera necesitado una motoneta. En el de acá abajo, no se puede creer, vaya a saber lo que quiso hacer, posiblemente la pelota con mal de ojo, no se sabe.
Son Carrizos, no hay vuelta que darle.
Después de esto, no contento con la ración, quiso gambetear a un cuervo, casi la pierde y se come el segundo, dejó al Monumental sin aliento y de cereza del postre, al terminar el partido y rumbear para el vestuario, el Pato Fillol, toda una gloria, asistente del Negro JJ y entrenador de arqueros, le pasó la mano por el hombro y quiso darle aliento ante una platea que lo puteaba en estéreo y con un manotazo se lo sacó de encima como si fuera una mosca.
La respuesta fue la renuncia indeclinable del Pato al puesto, el rechazo obvio de Pasarella y un Fillol como pato tuerto ante semejante humillación adelante de toda la gente. Al día siguiente, en Olé, nada menos que El Mariscal Roberto Perfumo recordaba que en estos casos no hay como el frío del banco de suplentes en el culo.
Un cabaroto. Como el Boquita del Pechito Latorre y el Bambino Veira.
Tal cual.
Continuará. Animo, muchachos. Hay que profundizar el modelo y seguir creciendo a tasa asiática.