
Después de la gesta, el multimillonario presidente chileno, también dueño del
Colo Colo, Sebastián Pineda, se llegó a la mañana tempranito hasta el hospital de Copiapó para ver cómo habían pasado la noche
Los 33. Más contentos que perros con dos colas, a pesar que dos de ellos tienen que pasar por el bisturí y uno anda con una neumonía macha gracias a las saludables condiciones en que cinchan los trabajadores en el
Paraíso del Monetarismo Mundial, el momento no estaba para reproches. La algarabía es nacional. El mundo estuvo pendiente de ellos durante más de 30 horas. Hasta la
BBC cortó su programación normal y se colgó a la señal chilena oficial. Mientras dirigía las palabras del caso, anunció que hoy se va a una gira por Europa, pero cuando vuelva los espera el
25 de octubre, a las 11 de la mañana, en el
Palacio de Toesca, más conocido como
Casa de la Moneda porque allí se acuñó la primer moneda de la vieja colonia española, sede natural del gobierno chileno que estuvo un tiempo cerrado porque los chicos de
El Chacal lo dejaron un poco machucado a misilazos el 11 de setiembre de 1973, los va a condecorar y como el fútbol pone del tomate a cualquiera, para colmo entre los rescatados está Franklin Lobos, (a)
El Mortero Mágico, un ex jugador de Cobresal y otros que llegó incluso a la selección, jugó con el
Van Van Zamorano y todo, hacerse de postre un partidito porque su excelencia le da a la redonda. El encuentro será entre lo que él mismo definió como la
Selección de los Mineros, dirigida técnicamente por
El Mortero Mágico, y la
Selección de La Moneda. Lo que no se definió fue para qué lado va a patear el jefe de los rescatistas, Manuel González, (a)
Manolo, que se mandó primero y salió último por lo menos con la gentileza que no le hicieron apagar la luz. Al bajar confesó que lo carcomía la ansiedad por encontrarse con esos 33 compañeros, ya que él hace 20 que lo es en la mina
El Teniente, a la altura de Rancagua, la más grande y modelo en todo, en producción, seguridad, etc., con el único defecto que anda perfecta y es estatal, porque el propietario es el Estado chileno, la dichosa COBRELOA. El
Manolo, que ahora anda por los 46, cuando joven, también le dio a la globa, vistiendo los colores del rancagüino O'Higgins, que tiene un nombre patriótico y emblemático pero que no arrima el bochín nunca. Al abrir la portezuela a 622 metros de profundidad fue salir y del montón de ñatos casi en bolas por el calor se adelantó un pelado, con abundante salvavidas, buena memoria y los ojos llameantes:
-Así que hasta acá venís ahora a marcarme, soplarme la nuca y cagarme a patadas, con... -habría bramado
El Mortero Mágico al decir de los escandolosos de siempre.
Se conocían. Y mucho. Pero la realidad dice que, dadas las circunstancias, no sólo hicieron las paces sino que se abrazaron y lloraron a moco tendido, como pibes. Ahora sí, sólo mientras se mantuvieran con la indumentaria de mineros porque se ponían los cortos y se entraban a dar de vuelta, como si nada. El fulbo es el fulbo, hueón.
Pero todavía no estaba todo dicho. Lo sorpresivo en la improvisada alocución del primer mandatario todavía vino después, producto de la calentura fraternal que despierta el más popular de los deportes y ver quién es el mejor,
aserrín aserrán, hoy de aquí no se van:
-El que gana se queda en La Moneda y el que pierde se vuelve a la mina -quiso hacerse el gracioso.
Le fallaron los apuntadores a un hombre, hay que decirlo, normalmente muy juicioso y paquetón el cuico
Berlusconi chileno. Pero en el fútbol original, antaño en los siglos, efectivamente,
perder era la muerte y simbólicamente lo sigue siendo. Si al resultado no lo arreglan amistosamente como corresponde para empatar 13 a 13, por ejemplo, jugarle a esos ñatos que se bancaron 40º con 90% de humedad durante 69 días, los primeros 18 comiendo cada 48 horas dos tenedores de jurel y medio vaso de leche en polvo disuelta en el agua de
La Lágrima, como le dicen al goteo natural de las rocas y te perfora hasta el píloro, es más que posible que Pineda y los suyos, previos masajes con
Puloil, tengan que cazar las pilchas, subirse uno por uno al
supositorio aerodinámico bautizado
Fénix y de yupis diplomados en el hemisferio norte en
neoliberalismo plus pasar recibirse de
latinoamericanos pobres.
Mal no les vendría, dentro de todo, ¿no?
Mientras tanto, la hora
hipermercantilista y virtual que vivimos ya hizo que un sitio tenga un jueguito
online llamado
Rescaten a los 33. Con el mouse hay que darle a la rueda y sacarlos a todo. Automáticamente pone el nombre, edad y cargo. Hay que tratar de hacerlo lo más rápido posible. Al
link te lo ponemos en el
subrayado. Le tenés que dar al mouse lo más rápido posible, sacarlos a los 33, uno por uno, jugar contra otro y quién lo hace en menos tiempo. Suerte. No te vayas a quedar abajo. Es como veranear en Estocolmo en invierno, pero con baño turco.
