Los muchachos cambiados, masajeados, precalentados y sus respectivos simpatizantes en los livings, de Lanús y Godoy Cruz, sobre todo los mendocinos, se tuvieron que bancar media hora de retraso para la televisación del encuentro para que los primeros magistrados y su séquito oficial la rindieran los honorores fúnebres correspondientes a la Negra Sosa, en la capilla ardiente del Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional, donde la velaron.
La cobertura televisiva de las más altas autoridades a quien le legó a la cultura americana quizá su más grande voz es lo correcto. Media hora de primeros planos jetoneando compungidos primeros planos y un dolor que como dolor es igual al dolor de todos, parece salido de madre.
El partido posterior recompuso y recuperó sus ancestros feudales y hubo una tristeza que agregar, futil, innecesaria que la Meche y la gente no se merecían para quienes esperaron que el raiting por minuto alcanza su punto más alto para salir al túnel funerario y van a tener diez aviones propios para transportarse.