Otra vez con gran despliegue de títulos, gracias a los amigos en la gráfica, la tele y la radio, a partir del 10 de agosto pasado se presentó el libro que Juan Carlos Pasman, (a) Toti, se supo ganar a fuerza de bancarse el rebencazo que le tiró La Mano de Dios en Montevideo el día de la clasificación y que tuvo que arrastrar como una cruz hasta cuando iba al baño. Lo curioso, hasta ahora, es que salvo alguna reseñita sobre el contenido que se viene repitiendo desde que se anunció que la ocurrencia se concretaba, ni una palabra, ni qué decir alguna idea suelta, mucho menos alguna crítica con mala leche, pero ni siquiera sobadas de lomo que son de práctica. Para el público común existen la tapa y el título, nada más. Y las épocas no están para derrochar los $ 63 que la Librería Santa Fe, para dar un ejemplo, dice que te va a cobrar si te querés llevar uno contante y sonante para desengañarte solo. Hubo desde el principio, claro, algunos retaceos pijoteros en cuanto a los escrúpulos de utilizar el boñigazo y convertirlo en fangotes supuestos de mangos. O, por lo menos, intentarlo. A decir verdad, le han jugado todas a favor. Porque si como dice el flamante autor la idea se le ocurrió en el verano, sancochándose en alguna playa atlántica, hasta la fecha de salida, lo único que se perdió fue la sencilla pero modesta ceremonia en El Mangrullo de los Granados, en la autopista a Ezeiza, donde el defenestrado leyó un moderado comunicado que no pasó de un mentiroso a Grondona y un traidor a Bilardo. Pero llevándole agua a su molino, que parte de la serruchada de piso que le hicieron a Basile, hubo claras advertencias, amenazantes anuncios en cuanto a que el que ocupe ese lugar se va a encontrar con una emboscada en cada esquina, le van a jabonar el piso con detergente concentrado en bidones y miguelitos varios si es que no quieren andar a pie. Para colmo, las idas en seco del doctor que amenazó conferencia de prensa para replicar y se quedó en el molde, que lo llama a Mancuso, que el que jedi no lo quiere atender por teléfono, que si quiere volver que vuelva, cuernitos y huevo izquierdo el día del amistoso con Irlanda, 1 a 0 con gol en orsai, el pibe Messi que habla poco pero pega un montón, si al Checho Batista lo siguen tratando de interino o no, en fin, ya hasta para culebrón venezolano es relajante y más que para libro, para una emulación en tamaño de la Espasa-Calpe, pero con el formato y el estilo guía de teléfono: los personajes se caen por los costados pero la línea argumental y dramática, mucho menos las ideas, no aparecen por ninguna parte.